jueves, 20 de marzo de 2008

¡Qué nervios!

Llegas al examen o a una cita (sea con el doctor o el prospecto de novio) y sin saber qué es lo que pasará sientes maripositas en el estómago. Igual cuando sales a dar una exposición o cuando recibes una carta. Es una sensación horrible pero a la vez deliciosa. Corona el momento en el cual ocurrirá algo importante en tu vida, sea bueno o malo.

Reconoceré que la primera vez que salí con mi enamorado me moría de nervios y la última vez también, esos nervios hicieron que me sintiera más bonita, que buscara la mejor combinación en el atuendo y que la pasara súper bien. La primera vez que hablé en público casi me desmayo al terminar y la última vez, temblé tanto que no podía leer la hoja de ayuda. Las exposiciones salieron bien y gracias a esos nervios, creo yo, la gente me aplaudió y, creanme, que llegué a mi nube nueve en ese momento.

Sin embargo, no todos los "nervios" son buenos, algunos son pequeñas mordazas que nos impiden seguir adelante, que nos mantienen en ese estado de miedo extremo para hacer algo. Creo que todos hemos sentido ese miedo, así lo neguemos, pero es necesario vencerlo para poder ver lo que nos espera. Es importante vencerlo sin tener la ilusión de que lo que viene será mejor pero sí teniendo la esperanza de ello.

Muchas veces, pasamos por las mismas situaciones y siempre está esa pequeña sensación que nos "mueve" las ideas y nos puede poner en circunstancias difíciles, como sudar incontrolablemente cuando vas a entrar por primera vez a un salón, tartamudear cuando te le vas a declarar a alguien, no acordarte tu nombre al presentarte, etc. La lista sería interminable.

Pero, sigo constante en la idea que si no sintiéramos nervios no podríamos hacer las cosas realmente bien porque no tendríamos en la cabeza a un bichito que nos dijera "¿Y si la malogras?" y solo por el hecho de olvidarlo daríamos lo mejor de nosotros, haciendolo lo que fuera que estuviéramos haciendo de la mejor manera.

Por ello, tengan nervios y diviértanse con ellos. Canalízenlos para que todas las experiencias que vienen después de ellos valgan un millón al momento de recordarlas. También diviértanse sintiéndolos y recuerden que eso les da las condiciones de ser simples humanos o seres mitológicos que pasen a la historia por "haber vencido a los nervios".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sabias palabras de esperanza y de reflexion, aunque mi verdad es algo tragica y ruin, llena de autoconspiraciones por llegar al final feliz o prolongar la agonia de la tortuosa salida del tunel de mis pesares...aunque para ser honestos, aun mantengo junto a mi aquella ave que pandora encontro dentro de su caja. Espero que todo salga bien...